En algunas ocasiones pueden existir factores internos y externos tanto del docente como del estudiante que no permiten obtener de ellos esas ganas de aprender. Si esto resulta en unas clases presenciales, imagínese como poder motivar a los estudiantes virtuales que se encuentran a kilómetros de distancia, sin voz y sin imagen, solamente “escribiendo”.
¿Será esto imposible?
Pues sí.
Si empleamos solo la escritura ésta tiene que ser respetuosa y amical de modo que invite a los estudiantes a leer. El empleo de presentaciones de impacto causa un efecto visual muy importante.
Podemos reforzar nuestra comunicación con cámaras y micrófonos que permitirá intercambiar opiniones de manera sincrónica (foros, chat). Esto permite también conocer a nuestra audiencia de modo que las estrategias a emplear estén en función de nuestro público objetivo.
Se puede mantener el interés de los alumnos con exposiciones o trabajos aplicativos de lo que sucede en la realidad y más aún si son de sus propias experiencias. Aquí el docente debe guiar su entusiasmo llevándolo a la aplicación de los conceptos teóricos.
Lo ideal sería balancear el número de trabajos en función de los tiempos y carga del temario del curso.
Estimular a través de las wikis o blogs la participación de los estudiantes de modo que se estimule el trabajo colaborativo del grupo, consolidando una interacción docente – alumno y alumno – alumno.